Dust & the city



En definitiva GDL es una zona de guerra, calles bombardeadas, banquetas destruidas, polvo por doquier y señales de relaciones pasadas.

Es sin duda, inevitable observar los cambios, sentirlos, aceptarlos y dejarlos ir; pero ¿Qué pasa con la gente y sobre todo, conmigo, cuando vamos cambiando? Si GDL es zona de guerra, nosotros no distamos mucho de ella, nuestras venas están bombardeadas, nuestra piel se destruye, los ojos y nariz se nublan, y el corazón deja de latir, solo un poco un poco menos de lo usual.

Es cierto, ahora GDL huele más a tierra mojada, pero creo que esto se debe a que de vez en vez, dejamos caer lagrimas por nuestro camino. Y aunque lastime, en ocasiones debemos ser como GDL, arrancarnos la piel, escarbar y escarbar, llegar al fondo, lucir deteriorados, ser menos artificiales y aceptar lo que sentimos, aunque después nos volvamos a poner esa mascara.

Sin peros, ni permutas, con convicción y atrevimiento, siendo concientes de nuestro existir, pero ¿Acaso lo que sentimos es el principio de algo?

0 comentarios: