Walk this way


Recuerdo esos días en los que el calor era tanto que estaban llenos de arena, donde la luz era tan clara como un foco de 60 watts empolvado y donde un paquete de galletas Habaneras® y queso Philadelphia® era el gusto de mi sentido del gusto.

Una esfera incandescente desde que amanecía, hasta que el cielo, siempre diferente, se despedía con su rayo verde podía concederte algún deseo.

Pero a un tiempo distante de instantes no tan distantes, se puede ver que son recuerdos buenos, pero es tiempo de crear muchos otros.

En una ciudad como GDL es normal, ser pendenciero y pretencioso, donde todo se nos da como si estuviéramos en NY, MLN ó MDRD, pero que con sus peculiaridades provincianas y terracotas, de vez en vez retornamos a lo básico que puede rayar en lo fantasmal, donde los domingos parecen ser en esta ciudad del pecado, el día cero.

Donde regresamos a la vía y nuestros ánimos tal vez se queden enranchados, donde lo buchón nos sale bien curado y simplemente dejamos descansar a esta ciudad del pecado. Pero es tiempo de construir nuevos recuerdos, por donde las calles han dejado atrás su deterioro y donde después de aguantar el polvo que nublaba nuestros sentidos al fin nos dan un plano pero no por eso, aburrido porvenir.

Y aunque tal vez no sea un camino amarillo y sea un falso adoquín, donde además corres el riesgo de ser atropellado de 8am a 9pm, puedes disfrutar y estar seguro de tus pasos, porque aunque no sepas que intersección sea la más conveniente para ser feliz.

Sin embargo si nos destruímos, escarbamos y volvimos a reconstruir ¿Cuánto tiempo pasará para que no suframos más grietas de nuestro andar?

2 comentarios:

Lucho dijo...

opino que necesitas venir al DF y así jajaa

Ric dijo...

jajajaja, yo opino lo mismo...