Breathe me


¿Alguna vez has tenido la sensación de llorar cuando estas a punto de arrancar en la montaña rusa? ¿Y te ha pasado que un día el vértigo es tal, que simplemente sabes que algo pasará? Un café, dos, y tal vez tres, cafeína por tu cuerpo, saliva humedeciendo tu cerebro y tus órganos y una extraña sensación de incertidumbre te revuelve el estómago, añadiéndole comida grasosa.

Desde hace semanas tengo que terminar un guión; pero simplemente mi mente, y mi inspiración están bloqueadas y junto a ellas, estaba bloqueada mi erección. Un invierno sexual y mental fue lo que me ocurría, pero ayer GDL con su clima bizarro y otras veces condescendiente simplemente avecinó cambios y no estacionales, simplemente cambios. Ese vértigo que he sentido todo este tiempo simplemente celebran un año de un cambio que ansiaba, donde en retrospectiva no estoy donde deseaba estar y donde no esperaba la dureza de la vida; hoy a un año de ese cambio cuando las cosas se asentaban llegan cambios que no ansiaba pero que no por eso no son buenos. Y estoy desbloqueado, escribiendo, relacionándome sexual y emocionalmente y sobre todo respirando este aire contaminado de influenza, smog, tierra pseudomojada, humedad al 11% y esencias corpóreas.

Pero es una sensación extraña después de que uno se acostumbra en la ciudad del pecado a la mala vida, a los amores fugaces y de envases “pop”, donde el consumismo no solo se da en los accesorios y souvenirs del seven 11, sino que los encuentras en un solo mirar en cualquier escenografía de GDL, pero dónde las cosas realmente importantes están en ocasiones frente a ti ó a tu derecha y aunque después de una salud interrumpida federalmente, vuelves a tus acciones comunales y diferentes, solo queda respirar y preguntarte: ¿Es tiempo de ser absoulute-mente feliz?

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