The everything after tomorrow


Un simple viaje de 6 horas, que a final de cuentas no quería hacer, o que en esta ocasión no me invitaba a realizar, pero hacía un año que no visitaba MZT, justamente en el anterior año nuevo, pero esta vez fue distinto.


Un viaje desprovisto de significados, y ver que ya no estás en el mismo lugar cambia un poco la perspectiva y el sentido, una playa como cualquier otra y donde la libertad es algo teórico.


Dicen que para ver las cosas en perspectiva tienes que alejarte y así fue, tal vez estos días no ayudan mucho pero si contribuyen a darte una visión de lo que no quieres y ahondar en lo que si quieres: No lastimar a las personas, tratar de ser menos idiota, cultivar un poco más mi mente y evitar que se llene de basura, madurar lo que sea necesario.


Y eso es lo que vi, un lugar al que ya no pertenecía, un lugar distante y nunca antes ame a GDL, donde poder vestirme como se me da la gana, caminar, hablar, ser yo y amar, es algo que puedo ser y hacer en esta ciudad.


Pero antes de regresar, debo admitir que las cosas se mostraron claras, ninguna deuda que saldar, el mar y yo teníamos una última platica, sentarme en su arena, sentir su brisa y decir adiós, por lo menos despedirme de esa playa, donde ya no tengo ningún vínculo, no amores, no amigos, no promesas, nada y fue tan sencillo, que me hizo darme cuenta de lo que tengo, de lo que valgo y de lo que he hecho.


Tal magnitud de las cosas que he hecho, que escribir lo que quiero para este nuevo ciclo, que no creo tener 1 año, sino una década completa para realizarlo, pero que no debo dejar pasar tanto tiempo para llevarlo acabo.


Por fin dije adiós, enterré en arena el pasado y me dispuse a regresar, no fue tan fácil, me tomo varias horas, unos cuantos pesos y aguantar los ronquidos de demás pasajeros, pero “Toto, ya no estamos en Kansas”.


Todo fue gris, cuando todo era a color, todo paso a ser blanco y negro y sus escalas grisaseas, un día tan lluvioso, frío y solo, que lo que más calaba era la soledad de una GDL tan vacía y mojada que ni los amigos, la familia, ni un calentador pudieron aminorar.


Y tal vez, y solo tal vez sean gritos desesperados de un dolor renal, sin tratar con excusas sé que lo que viene no es fácil, no será tan sencillo como tratar, será un esfuerzo mucho mayor. Las consecuencias de nuestros actos, en este caso de los míos debo aceptarlo, dolerán, yo lo sé y tal vez no fue tan sencillo como golpear 3 veces mis converse pero el estar en casa nuevamente me dio la fuerza suficiente para saber lo que quiero para mi este año.

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